FIV: FABRICAD@ CON ILUSIÓN Y VALOR

Todo lo que aprendí de la infertilidad en general y de la Fecundación In Vitro en particular

«Hay varias formas de ser padres. Que la cigüeña te traiga a tu bebé envuelto en un arrullo blanco es la más práctica, pero te pierdes detalles muy bonitos del embarazo por lo que no suele ser la más escogida.

A veces pienso que ojalá nuestra forma de llegar a ser padres fuese la ‘normal’. Aunque si fuera diferente a como ha sido no tendría hoy en mis brazos la criatura más hermosa que nunca imaginé… Pero es que tiene que molar eso de ser padres sin esfuerzo, así, sin más. Un kiki, un positivo.
Yo imaginaba concebir entre mis sábanas abrazada al hombre que amo. Impregnada de mi amor hacia él, la esencia de un nuevo Ser vendría a llenar nuestro hogar de alegría..

Pero nada, por más que lo intentábamos, la criatura no llegaba… Y cada mes, religiosamente, irrumpía la roja, y no era la selección, para dejarnos cada vez más devastados.

Así empezaron las pruebas y con ellas el miedo, la incertidumbre, la tristeza, la preocupación y el primer aprendizaje del camino.

Primer aprendizaje: La infertilidad no avisa. Al menos no en todos los casos…

Este par de ‘runners’ viajeros y soñadores no estaba tan joven por dentro como lo parecía por fuera, por lo menos sus órganos reproductores.
Y tras las pruebas, el diagnóstico y la recomendación. Lo mejor en nuestro  caso era recurrir a la Fecundación In Vitro (FIV). Desde la ignorancia y la inocencia no nos pareció tan mal.

«Lo peor que te puede pasar es que te vengan dos», dijo mi médico de cabecera.

Pero eso no era lo  peor, lo peor era no saber si lo vas a conseguir por mucho que lo intentes, lo peor era los pinchazos, ‘despatarrarte’ tantas veces que pierdes la cuenta, suplicar que no te venga el periodo y enfrentarte a un nuevo duelo. Lo peor es sentirte mal hecho, o culpable por haber hecho quizás algo mal, a haber esperado demasiado… Lo peor es sentirte incomprendida cuando te dicen que no te obsesiones con lo que en ese momento más deseas en la vida. Lo peor es que creas que al fin lo has conseguido y de nuevo se trunque tu sueño… Y aquí viene un nuevo aprendizaje.

Segundo aprendizaje: En esta sociedad, la muerte es un tabú en general, y el aborto un gran tabú en particular.

Casualmente hablé del asunto con dos mujeres y las dos habían sufrido un aborto. En mis sesiones también he tenido que trabajar el duelo por un aborto con alguna mujer. La madre ha de recomponerse de la muerte de su hijo no nacido sin las condolencias de nadie y con el apremio de volver a su rutina cuanto antes. No lo entiendo. Los abortos son mucho más frecuentes de lo que se sabe y la mujer suele estar desatendida ante un importante duelo.

Ahora, ¿por qué no he comentado en abierto hasta este momento que tuvimos que recurrir a la FIV para ser padres? Por varios motivos, pero principalmente por la dificultad de que otros te entiendan si no han pasado por ello. También por mi incapacidad de saber pedir tiempo, espacio o respeto a mi intimidad. Ante la duda de sentirme invadida en un momento tan vulnerable preferí reservarlo para los más allegados. La desventaja es que los demás no pueden ayudarte si no saben qué te pasa y, sobre todo, que no pueden comprender si estás raro o si no acudes a planes que siempre habías acudido.

Hay momentos de mucha tensión, pero el principal para mí y para muchas parejas es la ‘betaespera’. Son los días que esperas para hacerte un análisis y ver si un embrión se ha agarrado a tu útero. Los días previos a la ‘beta’ eres capaz de experimentar mil emociones diferentes cada minuto. Una parte de ti quiere confiar, otra prefiere no hacerlo para no llevarse el palo…  La mejor ayuda en esos días siempre la he obtenido de mi pareja y de personas que ya han experimentado lo mismo. Hay muchos foros en internet y también grupos de WhatsApp. Hablar con otras chicas que estaban pasando por lo mismo contribuyó a mantener mi salud psicológica en momentos tan difíciles. Y aquí va el tercer aprendizaje.

Tercer aprendizaje: Alguien puede quererte mucho y aun así no poder entenderte ni saber cómo ayudarte. Hablar con alguien que está pasando por lo mismo es una gran ayuda.

Yo aconsejaría a quien quiera ayudar de verdad, escuchar, escuchar y escuchar y preguntar qué puedo hacer por ti. Es fácil meter la pata al hablar si la otra persona está tensa y vulnerable y está pasando por una situación que tú no has vivido.

Como ejemplo de incomprensión, en un curso que hice hablaban de la infertilidad como una sentencia. Decía una señora: «Pues si no se puede, no se puede, no entiendo ese afán de empeñarse». Imagino que no tendría en ese momento el instinto maternal muy despierto… La cuestión es que es legítimo empeñarse en lo que uno quiere y que sí se puede. De hecho,en FIV, muchas veces conseguirlo depende del empeño que le ponga uno, porque no es fácil conseguirlo a la primera y, al mismo tiempo, es difícil no conseguirlo si lo intentas las suficientes veces. Aunque a veces pasa…

A una persona que tiene los riñones enfermos y no hacen bien su trabajo, a nadie se le ocurre decirle que no se dé diálisis porque si no se puede, no se puede. Porque gracias a Dios sí se puede. Y es bueno conseguir lo que uno quiere con los medios que hay a nuestra disposición.

Otro ejemplo real es el de una muy buena amiga que me comentó que no dijo nada de que estaba embarazada a una chica porque sabía que lo estaba intentando con ayuda y no lo conseguía. Yo no lo entendí pero sí supe que yo no quería que ocurriera nada así. Por suerte, yo siempre he podido alegrarme por lo embarazos ajenos. Es verdad que muchas chicas de FIV que no lo consiguen, llevan mal enterarse de embarazos cercanos. Aun así,¿para qué ocultarlo? ¡Tarde o temprano se van a enterar! Y darse cuenta de que se han enterado las últimas no debe ser plato de buen gusto. Yo no tenía ganas de dar pena, la verdad.  

En otro curso, hablaban de los niños nacidos por FIV dando por supuesto que han sido concebidos en un frío laboratorio y no desde el amor cálido de unos padres abrazados. Discrepo. Hay amor por un tubo entre los padres que deciden esta opción y también hacia el nuevo hijo que esperan. ¿Cómo si no soportar un proceso tan duro? Ojalá todos los niños fuesen concebidos con el mismo amor y la misma intencionalidad. El amor está en la conciencia, no en el acto sexual. Además, creo firmemente que es el alma de la criatura la que elige venir a una familia que quiere y no puede. Igual que otras almas eligen venir a una familia que puede y no quiere, lo que llamamos accidentes.

Un hijo esperado o no, fecundado en casa o en el laboratorio, es un hijo. Y un hijo cambia tu vida para siempre, golpea tu representación anterior del mundo para arrojar nueva luz hacia lo que realmente es importante. Y aquí viene mi cuarto aprendizaje ya que así ha sido en mi caso:

Cuarto aprendizaje: Una vez conseguido, con tu hijo en tus brazos, se olvida todo lo pasado y se vive intensamente el presente.

También he aprendido algo más, algo que he intuido otras veces en mi vida. Las cosas suceden cuando tienen que suceder y siempre para nuestro mayor bien, aunque no seamos capaces de entenderlo. Necesitaba más tiempo aunque yo no lo sabía para estar preparada para la maternidad y para sentir que mi compañero también lo estaba. Así aprendí acerca de la paciencia y la aceptación. Estos son los dos grandes pilares que sustentan mi paz mental. Y decidí invertir en mi desarrollo personal para que el tiempo de espera fuera un tiempo ganado y no un tiempo perdido. Decidí volver a meditar, tratar de descansar mejor, priorizar… También contacté con Laura Ceballos y su formación Creando El Nido (CEN). Y me dediqué un tiempo a conocerme mejor y a comprender qué podía estar bloqueando mi fertilidad. Así reafirmé con plena conciencia mi deseo de ser madre. Y me dispuse a hacer lo que estaba en mi mano y a aceptar lo que viniera. Me cuidé, cuidé mi alimentación, descanso, creencias… Y esperé paciente mientras hacíamos lo que podíamos para alcanzar nuestro sueño. Y acepté que quizá no era mi destino ser madre y que aun así podía ser feliz y disfrutar de la hermosa familia que ya tenía. Y cuando acepté el posible no, llegó el sí. He aquí entonces el quinto aprendizaje.

Quinto aprendizaje: Todo llega cuando ha de llegar.

Y eso es todo, amigos. Lo siento si alguien se ha sentido mal por no conocer la verdad hasta hoy. Pero hoy era el día. Desde luego no iba a quedarme callada como si fuera algo deshonroso ser padres mediante FIV. Hay personas que prefieren mantenerlo en secreto para siempre pero yo creo que es más saludable contar la verdad. Eso sí, ¡cuando uno quiere! O cuando está preparado…

Yo ya se la he contado a María muchas veces. Ya le contaba el cuento de su vida cuando estaba dentro de mi tripilla. Y lo seguiré haciendo. Cuando sea un poco mayor le enseñaré hasta fotos de ella cuando era un embrioncito de tres días. ¡No todos tenemos la suerte de haber tenido fotos de tan pequeños!

Y le diré: «María, tú no vienes de París, tú vienes de FIV. Tú has sido Fabricada con mucha Ilusión y con mucho Valor. Gracias por venir a nosotros».

Al final todo sale bien. Y si no es así, es que aún no es el final.

 

Beatriz Tierno (www.beatriztierno.com)

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