Artículos y Recomendaciones

Artículos y recomendaciones para ayudarte a acabar con los bloqueos inconscientes que te impiden quedarte embarazada y llevar buen término un embarazo

¿Te cuesta aceptar que has de recurrir a un tratamiento para ser madre?

No sé si te pasa…Hayas iniciado o no un tratamiento de reproducción asistida … ¿No te cuesta aceptar que has de recurrir a un Tratamiento para ser madre?

Aunque sabes que no pasa nada por servirte de ellos y estés dispuesta a hacerlo para logar tu objetivo, yo oía una voz interior que me decía:

  • “no es lo normal”….
  • “eso es porque tu no vales y no puedes lograrlo sola”….

Algunos médicos también se encargan de alimentar esa idea, pero hoy no vengo a hablar de eso.

¿Alguno de estos pensamientos ha rondado tu cabeza?

Si lo has pensado alguna vez, quisiera transmitirte dos cosas:

  • Hablar de tratamientos es aún un tema tabú con el que has de acabar. Nadie te juzga por ello, solo tú misma y casi siempre te condenas…Está probado que las mujeres que hablan de lo que están viviendo y sintiendo, tienen más posibilidades de lograrlo, ya que el aislamiento se asocia con un mayor nivel de estrés. Con lo que te recomiendo que empieces a buscar tu círculo de apoyo, hoy mismo, si has de pasar por uno.
  • Segundo y más importante… Todo eso que te dices, solo está en tu mente y, lo peor, no te está ayudando. Si te dices que no vales… no valdrás. Tu mente crea su propia realidad (que no sea real) y tiene la costumbre darse la razón. Y…depende de ti, darle la vuelta a esas falsas creencias que te están limitando. ¡Puedes hacerlo!

Y para ayudarte a romper con ese tabú y a acabar con esos pensamientos negativos que están interfiriendo en tu proceso, tengo el placer de compartir contigo hoy un precioso texto.

 Lo escribió una alumna de la primera edición del Taller Creando el Nido, Beatriz Tierno.

Su historia se titula:

FIV: Fabricad@ con Ilusión y Valor

Todo lo que aprendí de la infertilidad en general y de la Fecundación In Vitro en particular

 

Te dejo con ella. Estoy segura que no te dejará indiferente.

>>> Haz clic aquí para leerla

Confío que te ayuden sus aprendizajes  🙂

Un error fatal que no te ayudará a quedarte embarazada

He trabajado con cientos de mujeres.

Muchas llevaban años queriendo quedarse embarazadas y no lo conseguían.

Y… una constante que se repite en todas ellas. Algo que las que lo han conseguido tuvieron que cambiar es que…

No. Antes de desvelarte qué es permite que te pregunte.

 ¿Te reconoces en alguna de estas afirmaciones?

  • Si consigo ser mama, mi bebé será lo primero.
  • Siempre antepongo los deseos y necesidades de los demás a los míos. Soy alguien con quien todos (mi familia, mis amigos o en el trabajo) pueden contar. Aunque ello suponga olvidarme de mi misma.
  • He dejado mi vida en stand by por la búsqueda de un embarazo. Ya no salgo casi, ni bebo, he pospuesto viajes, he rechazado, he dejado de buscar o no cambio de trabajo por si me fuera a quedar…
  • Me importa demasiado lo que piensen los demás…No puedo evitar esforzarme por complacerles, aunque ello me agote y luego me haga sentir mal.

Has adivinado ya ¿qué constante hay detrás?

Pues si has respondido si a alguna de las preguntas anteriores, estás olvidándote de pensar en ti misma.

Y eso…

¿Qué está provocando en tu vida, no pensar en ti?

Hablemos de las consecuencias…

Las consecuencias son muchas, pero las más habituales son:

  • Rabia que canalizas en forma de arrebatos de ira. Como la gotita y el vaso de agua… vas dejando que se llene y explotas con el que menos culpa tiene. Y, lo peor es que luego te sientes fatal.
  • Tristeza. Puede que en tu familia te enseñasen a callar esa rabia o a no expresarla. Por eso la canalizas o llorando o guardándotela para ti. Esto, es lo más destructivo que puedes hacer. La energía de la rabia es de las más potentes de la naturaleza. De hecho, es tan potente que te puede salvar la vida. Ahora, si te la guardas dentro, de algún modo se ha de manifestar, ya sea en forma de comportamientos destructivos o de alguna enfermedad. (Como las localizadas en el tiroides, en la espalda, en el estómago y también en el útero, si rechazas aspectos que asocias a la maternidad)
  • Comportamientos destructivos, como comer en exceso, o comida basura, fumar, autocriticarte y autoexigirte en extremo, perseguir o culpar a de tus seres queridos (criticando o juzgándoles), entre otros.
  • Estrés, ansiedad con todos los síntomas asociados como insomnio, tensión…y por supuesto desajustes hormonales (aumenta la prolactina y el cortisol) que afectan a tu capacidad para concebir.

¿Que piensa tu inconsciente de todo ello?

 

Pero lo peor no es todo esto.

Lo peor es que tu inconsciente piensa que, si esto ocurre ahora, que se supone tienes más tiempo ¿qué pasará cuando llegue un bebe?

La respuesta es que tu estarás aun más en la cola. Si ahora no atiendes tus necesidades, con un bebé, ten por seguro que lo harás menos aún.

Conscientemente puedes decirte lo que quieras…

  • Me organizaré mejor,
  • Pediré ayuda,
  • Mi pareja se me involucrará más…

Pero para tu inconsciente no son más que palabras. Has roto compromisos contigo misma demasiadas veces… Ya no te cree en ti.

Tu inconsciente sabe que, si no lo has hecho ya ¿Por qué habrías de hacerlo con una carga de trabajo mayor?

Él sabe que ello no ocurrirá. Y como no puede permitir que vayas a peor, no te dejará avanzar en tu proyecto de maternidad, hasta que no logres romper con algo de lo anterior.

Y sé que es difícil…

¿Pero porque te cuesta tanto pensar en ti misma?

Descubre qué hay detrás

Pueden ser muchos los factores que esté operando en este sentido. Comento a continuación los dos más habituales.

Experiencias del pasado (de tu niñez o adolescencia) que no supiste gestionar

Situaciones en las que te no te sentiste querida o valorada o tenida en cuenta. Éstas te causaron un dolor profundo que has de sanar.

Cada situación que te enfrenta a una situación similar te hace volver a conectar con cómo te comportaste entonces.

Si entonces decidiste que, para ser amada, para que te valorasen o para te atendieran, ayudarías más, o harías más y mejor las cosas o responsabilizarías de hacer tareas que les correspondían a otros, inconscientemente sigues haciéndolo ahora cuando necesitas sentirte así: Querida, valorada o atendida.

Debajo de esa necesidad de hacer todo por los demás, de ejercer de salvadora de todos, o de intentar que todos estén bien a tu alrededor, hay un miedo a que no te quieran o a no valer sino les ayudas, si no ejerces ese rol.

Mandatos o contramandatos que aprendiste en tu familia

Y eso ¿qué es?

Para entendernos… una orden no verbal o verbal que recibiste o aprendiste de tus padres o abuelos y que interiorizaste para poder pertenecer a tu familia y ser aceptada y querida en ella. Te pongo algunos ejemplos:

  • Si viste en tu madre esa necesidad de complacer o sacrificarte por todos los demás, aun a costa de ella, puedes haber crecido imitando ese comportamiento, sin darte cuenta.
  • Puede que te dijeran cosas tipo “no seas egoísta” y por ello puedes creer que pensar en ti está mal.
  • Si has crecido viendo que tus padres trabajaban muchísimo, o te exigían mucho, puedes tener problemas para permitirte parar o dejar de hacer.

Estos mandatos y contramandatos operan a un nivel tan profundo que si los rompes sentirás culpa o ansiedad.

De ahí que las veces que hayas decidido cambiar, no haya sido fácil hacerlo.

Y… entonces ¿Cómo empezar a pensar en tí?

Descubre cómo puedes salir… PUEDES HACERLO

Dirás… Si… Se que necesito empezar a pensar en mí…

Es algo que quiero hacer…

  • Pero es tan difícil hacerlo. Siempre acabo pensando antes en los demás, sino me siento mal o siento que les estoy defraudando, o
  • Me siento culpable cuando dejo de hacer algo que tengo pendiente o cuando descanso teniendo cosas que hacer o
  • Siento que debería esforzarme, u organizarme o saber hacerlo mejor, pero por más que lo intento no lo consigo.

Si te dices algo de lo anterior, no eres la única.

Yo me decía cosas así y muchas mujeres con las que he trabajado.

Lo bueno es que todo ello, se puede cambiar. Son creencias y comportamientos aprendidos y como tales se pueden desaprender.

Depende de ti…

Puedes empezar a priorizarte, a darte permiso para pensar en ti y para dedicarte tu tiempo o seguir autogenerándote estrés, con las consecuencias que éste tiene en tu vida y en tu fertilidad.

Para hacerlo, te animo a que empieces a escuchar tu rabia y las alertas que te da tu cuerpo. Si, esas molestias que sientes en el estómago, en el pecho, en la garganta, en la espalda, en el vientre, o en cualquier otro lugar, y que sueles desatender.  

Cuando las sientas, empieza a marcar límites, escucha qué necesitas y pídelo, pide ayuda y empieza a enfrentar los miedos que hay detrás de todos esos comportamientos que no te están ayudando.

Nadie puede hacerlo por ti.

Yo puedo acompañarte, mostrarte lo que no ves y ayudarte a sanar lo que hay detrás. Descubre cómo haciendo clic aquí.

Pero, insisto, depende de ti.

Como indican en los aviones, ante una falta de oxígeno, tendrías que ponerte tu la mascarilla primero y luego ponérsela a tu bebé.

Si tu no estás bien, el no lo estará. Tu inconsciente lo sabe y hasta que tu no te pongas la mascarilla, el no llegará.

Por favor, comparte conmigo. Escríbeme, ponte en contacto conmigo o déjame un comentario.

¿En qué situaciones no piensas en ti? o ¿Cómo vas a empezar a hacerlo y a ponerte la mascarilla?

 

¿Te permites parar o dejar de hacer?

¿No llegas a todo? ¿Siempre tienes mil cosas que HACER?  ¿Te falta tiempo? Y… ¿Nunca tienes tiempo para ti? ¿No te permites PARAR?

¡¡Bienvenida al club!! Muchas de las mujeres que viven con la infertilidad no se permiten DEJAR DE HACER. ¿Eres tú una de ellas?

Según mi experiencia, en general, somos muy exigentes y bastante críticas, con nosotras mismas, en su mayoría perfeccionistas y evitamos conectar con nuestras necesidades más profundas, “correteando” de un lado a otro, haciendo y haciendo, ya sea para nosotras o para los demás y sin permitirnos parar.

Muchas evitamos asumir o rechazamos el rol de mujer, y asumimos el rol de hombre, ya sea en nuestra familia, nuestra pareja, en el trabajo, en algún proyecto profesional que hayamos emprendido, ya sea por rechazo a algo que vimos en nuestra madre, porque modelamos aspectos de nuestro padre, o porque hemos asumido ese rol para equilibrar el sistema, aun a costa de nuestro propio equilibrio.

Y si, hablo de nuestro propio equilibrio, porque somos mujeres. La mujer está mas conectada, por naturaleza, con sus emociones y no tiene tanta necesidad de HACER, como el hombre, sino más de SER.

Y…Ser madre nos conecta con eso…Para quedarnos embarazadas, para gestar un bebé en nuestro vientre, para dar a luz, no no hay nada especial que tengamos que hacer que no esté en nuestra naturaleza, en nuestros genes, en nuestro ADN.  Así, solo hemos de permitirnos SER. Algo que muchas, sin embargo, no nos permitimos…

También solemos DES-CO-NEC-TAR-NOS de nuestras emociones y de nuestras necesidades, ya que, escucharnos, implicaría parar y dejar de hacer…

Parar, implicaría empezar a SENTIR. Sentir, quizá, culpa, angustia, miedo a no valer…

Parar implicaría descubrir NECESIDADES no atendidas. Quizá, necesidad de pedir ayuda, de permitirnos ser falibles, de descansar, de disfrutar de tiempo para nosotras…

Ahora bien, si no nos permitimos parar, escucharnos y atender esas necesidades, muy probablemente, NADA CAMBIARÁ.

La infertilidad nos esta confrontando con algo que necesitamos ver y aprender.

Nuestro inconsciente, que es sabio, sabe que un bebé, cuando viene al mundo, necesita de su madre para sobrevivir. Necesita que su madre esté atenta a sus necesidades, para poder cubrirlas, que sepa interpretar sus gestos, emociones y comportamientos para entender, sin palabras, lo que le pasa, como se siente y que necesita.

Ahora bien si no somos capaces de parar, escucharnos a nosotras mismas, de entender nuestras emociones y darnos lo que necesitamos…¿Cómo seremos capaces de hacerlo con un bebe? …y nuestro inconsciente lo sabe…

Empieza ya a darte el permiso de solo SER, solo ESTAR, sin hacer…Escucha las emociones que surgen, sin juicio, y trabaja lo que hay detrás…Descubre las necesidades que no estas atendiendo de ti misma y te estarás preparando para atender las de tu bebé.

Si no lo haces por ti misma, que espero que sí, hazlo por el que vendrá…

Comprométete HOY, AQUÍ Y AHORA, con él o ella y contigo misma …¿Qué vas a permitirte, en adelante, dejar de hacer? ¿Qué emoción surge, al hacerlo, que vas a empezar a trabajar? ¿Qué necesidad, no escuchada hasta ahora, vas a permitir atender?

Si necesitas apoyo en este camino, por favor, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de poder acompañarte en la búsqueda de tu equilibrio.

 

 

Las llaves de la felicidad

Jose María Doria, en su libro Cuentos para Aprender a Aprendercompila una selección de cuentos y leyendas milenarias de la tradición Sufí, India y Zen, que completa con sus pensamientos y reflexiones acerca de hombre y los desafíos a los que nos enfrentamos De entre estos relatos os comparto el titulado “Las llaves de la Felicidad”.

“En una oculta y misteriosa dimensión del universo se halaban reunidas las fuerzas creadoras de los mundos, dispuestas a realizar su papel con el ser humano e un hermoso planeta azul.

Como quiera que tales dioses tenían un gran sentido del humor, decidieron gastar una enorme broma al ser humano; en realidad la broma mas importante de la vida sobre la Tierra.

Para ello decidieron determinar, nada mas y nada menos, cual seria el lugar a los que a los seres humanos les costarías más encontrar. Una vez hallado éste, depositarían allí las llaves de la Felicidad.

-Las esconderemos en lo más profundo de los mares- dijo uno de ellos.

-Ni hablar- repuso otro rápidamente. El ser humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de llegar allí y encontrarlas.

– Bueno, pues también podríamos esconderlas en lo profundo de los volcanes. Dijo otro.

– Tampoco. Volvió a replicar un tercero. Resultará inútil, porque igual que logrará dominar las aguas, también será capaz de dominar el fuego.

– Y por qué no bajo las rocas más sólidas y profundas de la tierra? – propuso otro.

– Inútil- replicó un compañero. En unos miles de años el hombre dispondrá de capacidades increíbles para sondear los subsuelos y extraer los metales y piedras preciosas que desee.

– Ya lo tengo- dijo uno que, hasta entonces, no había hablado. Esconderemos las llaves en las altas nubes del cielo.

– Tonterías-replicó otro de los presentes. Todos sabemos que los humanos no tardarán en volar y dominar los aires y en poco tiempo las hallarían.

Un silencio se hizo en el seno del insólito cónclave de dioses. Hasta que hablo el más ingenioso de ellos que, con solemnidad, dijo:

– Las esconderemos donde, por más que busque, tardará mucho tiempo en suponer e imaginar. En el lugar del Universo dónde el hombre tardará más en mirar: En el interior de su corazón…

Y todos estuvieron de acuerdo.»

Este cuento me hace pensar en que muchas de nosotras batallamos y luchamos a diario por obtener la felicidad, pero solemos buscarla siempre fuera. Nos decimos que seremos felices, cuando acabemos los estudios, cuando compremos la casa perfecta, cuando encontremos el trabajo ideal o la pareja de nuestros sueños, cuando nos casemos, cuando compremos el coche soñado o hagamos un viaje a una isla paradisíaca…y, por qué no, cuando seamos madres y tengamos a nuestro bebé en nuestros brazos…

Con todo, lo que he aprendido y trato de recordar a diario es que, la felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando sabemos disfrutar de los que tenemos y de quienes somos.

Como señala el relato, la llave de nuestra felicidad está en nuestro corazón, y, yo añadiría, también, en nuestra mente… Solo aprendiendo a gestionar nuestros pensamientos y emociones, encontraremos nuestra felicidad.

Deseo de corazón que la encuentres este año… no soñando con el mañana, sino viviendo y disfrutando del hoy, de tu presente.  

No hay mejor momento para ser feliz que éste y las llaves siempre han estado en tu interior. ¿Te animas a buscarlas?

Si necesitas ayuda en tu búsqueda, estaré encantada de acompañarte en tu camino.

La Verdad de «Cómo Decidimos»

José Miguel Bolívar, en su libro Productividad Personal habla, en el capítulo 6, acerca de  cómo tomamos nuestras decisiones.

Según dice, no decidimos de forma racional, aunque así lo creamos, sino que, lo hacemos de acuerdo a lo que Henri Laborit, biólogo, médico y psicólogo de principios del siglo XX, descubrió en sus estudios, de manera emocional y bastante caprichosa.

“Solemos tender a hacer primero la cosas que nos gustan sobre aquellas que no nos gustan. También elegimos hacer antes las cosas que consideramos fáciles qué aquellas que consideramos difíciles, y de forma análoga, preferimos las que se terminan rápido a las que llevan tiempo.

Supongo que tampoco te sorprenderá saber que las cosas urgentes nos atraen con mucha más fuerza que las importantes, del mismo modo que preferimos hacer las cosas que sabemos hacer sobre las que no hemos hecho nunca. Por último, Labotit demostró, que, habiendo sido educados en una sociedad jerárquica, nos inclinamos a hacer antes las cosas que nos imponen otros, que las que nosotros elegimos hacer.”

“El Doctor Peiers Steels, un estudioso de la porcastinación, afirma también que elegimos antes las cosas que ofrecen una recompensa inmediata que las que proporcionan recompensas a largo plazo. “

Jose Miguel Bolivar añade otra, fruto de observación propia: Preferimos las cosas que no requieren pensar las que si lo requieren.

Las tendencias de las que nos habla Laborit tienen en común precisamente que nos decantamos por la opción más fácilmente “tachable”. Lo fácil, lo rápido, lo urgente, lo que ya han decidido otros por nosotros… Todo ello es comparativamente más “tachable” que su alternativa: Lo difícil, lo que lleva tiempo, lo importante, lo que tenemos que decidir nosotros…

El autor pone como ejemplo los e-mails, en el trabajo. ¿te has parado a pensar cómo eliges los mails que lees? La mayoría hacemos escaneo rápido, decidimos que podemos borrar y archivar, o reenviar. Nos decantamos primero por los e- mails “tachables”, y, sin saberlo, actuamos del mismo modo en el resto de decisiones en nuestra vida.

Ello me lleva a plantearme las siguientes cuestiones relacionadas con la infertilidad…

La primera: ¿Por qué quieres ser madre? En la sociedad occidental actual, aunque el papel de la mujer ha evolucionado muchísimo, y los ideales de femineidad han sufrido una verdadera transformación, a nivel de creencias inconscientes, resultado de nuestra construcción cultural, la definición de mujer sigue íntimamente ligada a la maternidad.

En este sentido, ser madre, para muchas mujeres, ¿es realmente una elección “vital” o una elección “tachable”?. ¿Es la elección fácil, lo que toca, lo que viene después del matrimonio o de la vida en pareja, lo que ha decidido la sociedad, lo que no he de pensar, porque todo el mundo lo hace, luego estará bien, o lo que realmente deseo? En ocasiones, elegir la maternidad supone dejar de lado, aparcados en el camino, proyectos que había decidido yo, que me harían más feliz, pero que suponen más esfuerzo. Proyectos en los que he de pensar, que, suponemos, serán más difíciles, que para nosotras son muy importantes, pero que, por supuesto, no son urgentes, mientras que la maternidad creemos que si ya que, la sociedad nos dice que “se nos pasará el arroz”.

Ello provoca, al no estar realmente motivadas por dar ese paso, emociones contradictorias, bloqueos inconscientes y por supuesto, estrés. Al no obtener resultados con la urgencia que habíamos esperado, y al ser, un embarazo, algo impredecible, no controlable y que difícilmente podemos saber cuánto tardaremos en completar, suele generar una carga emocional que contribuye a aumentar el estrés, lo que sabemos que afecta negativamente a la fertilidad. Si estamos dejando proyectos aplazados, esta carga tiende a ser mayor, ya que inconscientemente nos planteamos, ¿hasta cuando tendré que esperar para llevarlos a cabo?

Con todo, por favor, antes de intentar quedarte embarazada plantéate: ¿Es para mi la  elección “tachable”  o es, realmente, a una decisión “Vital”?  

Y, por otro lado, sé que, cuando aparece la infertilidad, trabajar los bloqueos emocionales y psicológicos no es, precisamente, la elección “tachable”. Seguir un tratamiento de fertilidad es lo que parece más fácil, lo que no te obligará a pensar, y parece que dará resultados más rápidamente… mientras que trabajarte a nivel personal es lo difícil, lo que lleva tiempo, lo que no sabes hacer, lo  importante, lo que te llevará a descubrir cosas que no te gustan de ti y lo que solo tú puedes decidir…pero, ¿Qué te dice tu corazón que necesitas?

Está en tu mano… decide bien y no te dejes llevar por la elección “tachable”, que no siempre es la más efectiva o la mejor.

Si quieres que te ayude en este camino, por favor no dudes en ponerte en contacto conmigo. Estaré encantada de acompañarte y de cogerte de la mano, como me gustaría que hubieran hecho conmigo.

 

Obedece a tu Cuerpo, ¡ámate!

Siempre he sido una persona bastante escéptica. Hasta hace unos años solo creía en lo que podría ver, palpar, sentir o se había demostrado con datos científicos.

Hoy me considero más abierta y creo, que hay cosas que no podemos ver, o que son difíciles de probar con datos empíricos, y que son igualmente ciertas.

 Cuando el libro de Lise Bourbeau, Obedece a tu Cuerpo, ¡amate!, cayó en mis manos desconfié. En el habla de que el 75% de las enfermedades son psicosomáticas, es decir, que nuestros males físicos proceden de una causa emocional o mental. Es un libro basado en la idea de que nuestro cuerpo somatiza nuestros miedos, creencias, actitudes negativas, deseos y aspiraciones frustradas que derivan en dolencias físicas. Estos suelen ser los orígenes de nuestras enfermedades además de la búsqueda de atención o el uso de la enfermedad para evitar una situación desagradable o para huir de ella.

Aunque, en aquel entonces, no compartía esta filosofía, me gustó lo que decía en su segunda página, “Te sugiero que no creas nada de lo que leas…pero que no lo rechaces sin más…” y eso hice.

Hoy creo firmemente que el 75% de los malestares físicos que tengo, e incluso más, me los autogenero, de una manera inconsciente. Y, por ello no creo que en la medicina tradicional esté la respuesta a nuestros problemas físicos. Estoy más alineada con la medina china que trata al cuerpo como parte integrante de algo más.

Ello no quiere decir que no confíe en la medicina tradicional, ni muchísimo menos. Los avances que hemos vivido en los últimos años son enormes y gracias a ella miles de vidas se han salvado, nuestra vida es mejor y más larga y se han erradicado muchas enfermedades.

Con todo, creo que al tiempo que nos apoyamos en ella para paliar los síntomas, hemos de ir al origen o, como dice Lise, a la causa profunda de la enfermedad. Yo procuro, cuando me encuentro mal, físicamente, entender qué estoy haciendo que me está causando mal y que debo aprender de cada malestar…. Y me funciona… Como dice la autora, la enfermedad es un regalo para ayudarnos a equilibrar nuestro SER. Cuando escuchas a tu cuerpo, aprendes de él y descubres lo que necesitas cambiar en tu vida para estar bien.

El libro pretende ser un diccionario o libro de consulta para que cualquier persona que sufra de un malestar o enfermedad pueda averiguar de una manera sencilla y rápida la causa profunda de su problema. Es interesante lo que menciona en relación a las dolencias relacionadas con el aparato reproductor femenino.  Son muchas dolencias y bastantes causas por lo que solo refiero aquí lo que, a mí, personalmente más me afectó:  Estos problemas indican que la mujer tiene muchos miedos. Estos son más grandes que el deseo de tener un hijo y le influyen hasta el punto de no permitirle concebir… Indican que la mujer tiene dificultades para aceptar su femineidad…Actúa en relación a su madre que fue su primer modelo de mujer. Esto no quiere decir que no resulte femenina, sino que le resulta poco envidiable el rol de mujer…De manera inconsciente hubiera preferido ser hombre. Suele esforzarse en comportarse como hombre, pero en su inconsciente se siente culpable por ello…También le resulta difícil dedicar el tiempo necesario para hacer germinar una idea nueva antes de manifestarla concretamente. Es probable que también se siente culpable de no crear un hogar lo bastante bueno para sus seres queridos…

No sé si te resuena algo de lo anterior. Puedes profundizar en tu caso concreto consultando el libro.

Sé que es difícil asumir la responsabilidad de todo lo que nos pasa y muy tentador creer que la causa de nuestras enfermedades es solo física y ajena a nosotras. A mí me cuesta día a día reconocerlo y asumirlo. Quien diga lo contrario, miente. Ahora, también te digo que cuando lo hagas te convertirás en la verdadera protagonista de tu vida y nunca dejarás de crecer y de avanzar. ¡¡¡Te lo recomiendo!!!

Si, aun así, no te convence, permítete explorar esta posibilidad…como dice la autora, no pierdes nada por tener un punto de vista diferente, y quizá te sorprenda y encuentres en el la causa y la solución a tu mal.

Para cualquier consulta por favor deja tu comentario o haz clic en el siguiente enlace.

¿Fluyes o controlas?

Pese a los avances que he dado en este sentido,  aun, a veces, me descubro intentando controlar cada detalle  en mi vida….no sé si porque  ello me genera una falsa sensación de seguridad, al creer que menos imprevistos me afectarán si he “hecho los deberes”, o porque es lo que me  han inculcado que “hay que hacer” cuando era pequeña.

Los de mi generación y los de la anterior o la posterior, solemos haber recibido una educación bastante férrea y algo estricta. Nos han enseñado a valorar mucho el esfuerzo y todo lo que con él se consigue. La perseverancia y el trabajo duro nos caracterizan, así como un perfeccionismo algo malsano, a veces, al rayar la crítica y el juicio poco constructivo. Este último nos puede llevar a creer que controlándolo todo y minimizando errores,  evitando dejar nada al azar, todo saldrá mejor…. Pero, nada más lejos de la realidad….

Lo cierto es cuando más feliz he sido en mi vida y mejor me han salido las cosas ha sido cuando me he dejado guiar más por mi corazón y por mi intuición, y no tanto por mi cabeza y por lo que me han enseñado que “debería hacer”… es decir cuando he dejado de querer controlarlo todo…

A eso le llamo FLUIR CON LA VIDA. Para mí, ello supone dejarse guiar por las señales que nos ofrece la misma. Si “abrimos ojos, orejas y el resto de nuestros sentidos” comprobaremos que esas señales están ahí para nosotros… para mostrarnos cual es camino adecuado…nuestro camino, el que nos va a hacer crecer y disfrutar al máximo de cada minuto que pasamos aquí.  Siempre hay un hecho que acontece, una palabra de nos dicen o que escuchamos, una persona que aparece para hacernos ver o para mostrarnos lo que necesitamos ver o hacer en cada momento… para hacernos fácil el siguiente paso….

Es lo que algunos llaman “Serendipity”, serendipia, hallazgo fortuito o descubrimiento inesperado  que permite  avanzar por casualidad, coincidencia o accidente, y que a mí me gusta llamar señales.

Esta idea de fluir y de dejarse guiar por las señales que nos ofrece la vida choca diametralmente conla idea de que, solo mediante nuestro esfuerzo, conseguiremos alcanzar nuestros objetivos y que, controlando cada paso que damos, no garantizamos, pero casi, el que todo salga bien.

Pero no te equivoques, con ello no estoy abogando por no hacer nada y dejarlo todo al azar, ni mucho menos… la perseverancia es importante y da sus frutos…

Si te sirve, te regalo una metáfora por la que intentó guiar mi vida y, que, a mí, me funciona: La de una semilla. Para garantizar que ésta crezca sana y fuerte y que se convierta en una bella planta es importante regarla y abonarla periódicamente, y cuidarla.  También hace falta darle tiempo para que desarrolle sus hojas hasta que luzca bonita, frondosa y brillante.  Ahora bien, por mucho que queramos o estemos pendientes  de ella, la semilla no crecerá más rápido de lo que está en su naturaleza y si, en nuestro empeño por hacer que se desarrolle antes, nos pasamos de sol, agua o de abono, la quemaremos o ahogaremos  sus raíces  y la pequeña planta malvivirá e incluso morirá. En su cuidado, lo más inteligente es seguir las señales que ésta nos da, observando el color de sus hojas, su tono, el ritmo de crecimiento, todo lo cual nos dará la pauta de cómo debemos actuar.

Con nuestros objetivos ocurre lo mismo. Hay que dedicarles tiempo, cariño, empeño y ser perseverantes, dándoles el tiempo y el espacio necesarios para que se puedan materializar. También hay que estar atento a las señales que nos ofrecen para determinar si vamos o no por buen camino.

Ahora bien, si en nuestro afán por controlarlo todo, queremos que ocurran ya y nos obsesionamos con ellos o con el modo en el que queramos que ocurran, los que malviviremos seremos nosotros y las que morirán serán nuestra alegría y nuestras ganas de vivir, lo que nos puede hacer tirar la toalla demasiado pronto…

No intentes controlarlo todo…fluye con la vida, escucha sus señales, ve haciendo ajustes en el rumbo durante el camino y dale tiempo al tiempo…no quieras forzar las cosas y la vida te sorprenderá  con muchas maravillas y alegrías, y quizás…. con una frondosa planta, en el  momento adecuado … solo CONFÍA…

 

¿Qué es lo que no va bien en tu vida?…

Recientemente ha llegado a mis manos un pequeño libro, con un precioso cuento de no más de 100 páginas que me hicieron reflexionar… ¿Qué es lo que no va bien en mi vida?

Según su autor, Yoshinori Noguchi,, hay una ley muy sencilla que da solución a todos nuestros problemas y que da título a su libro, con más de un millón de ejemplares vendidos en Japón, “La Ley del Espejo”.

Según esta ley, la realidad de nuestra vida es el espejo que refleja nuestro corazón. A nuestro alrededor ocurren acontecimientos que sintonizan exactamente con nuestro interior, con cómo nos sentimos, comportamos y pensamos.

Si nos llenamos únicamente de insatisfacción, cada vez ocurrirán más acontecimientos que expresen este descontento. Pregúntate, por ejemplo…¿hay alguien a quien no puedas perdonar? ¿Criticas interiormente a alguien?…

Y, por el contrario, si nuestro corazón siempre está lleno de agradecimiento, ocurrirán más acontecimientos que nos harán sentir más agradecimiento.

“Mira lo que ocurre en tu vida y descubrirás lo que tienes en tu corazón”dice el autor.

Y si después de mirar, no te gusta la imagen reflejada en el espejo ¿Qué puedes hacer?

Imagínate que te ves demacrada o despeinada… Por mucho que extiendas la mano para peinarte o maquillarte ¿verdad que no lograrás cambiar la imagen en el espejo?

Solo si lo haces directamente en tu cabeza podrás arreglarlo, ¿no?

Pues algo similar ocurre con los problemas que nos ocurren…hace falta eliminar la causa que los genera dentro de nuestro propio corazón…sino no lograremos erradicarlos definitivamente o, si, por un momento, logramos hacerlo,  acabarán  volviendo…

Si te animas a mirar en tu interior y a cambiar tu imagen en el espejo, por favor, no dudes en ponerte en contacto conmigo en el siguiente enlace

Posibles bloqueos sistémicos a la fertilidad

Todos formamos parte de un sistema

Vivir en sociedad implica pertenecer a diversos grupos (familia, amigos, compañeros de trabajo, barrio, localidad, ciudad, país…) cada uno de los cuales conforma un sistema único de relaciones interpersonales.

A lo largo de nuestra vida vamos ejerciendo roles o papeles diferentes en dichos grupos o sistemas (hija, esposa, madre joven, madre madura, abuela…, amiga, profesora, compañera…) lo que va conformando, progresivamente, nuestra identidad.

De entre todos los sistemas, la familia  es considerada como el primer sistema social (Belsky, 1997; Moreno y Cubero, 1990; Schaffer, 1989) y, como tal, las interacciones o roles que definen nuestras relaciones familiares, las vivencias y las experiencias acontecidas en el seno familiar son las que más afectan y marcan nuestra personalidad e identidad.

Por todo lo anterior, en casos de esterilidad o infertilidad es recomendable revisar nuestra historia familiar y personal, desde el punto de vista sistémico, para determinar si existen circunstancias que puedan estar afectando negativamente a nuestra posibilidad de tener descendencia. Algunas  de ellas pueden ser:

  • La falta del padre o madre en el sistema familiar. Ya sea debido al fallecimiento, a un abandono, a una separación, a un divorcio o a que un progenitor haya evitado el contacto de sus hijos con el otro progenitor. La teoría sistémica no acepta la existencia de espacios vacíos y afirma que el sistema acaba alcanzando el equilibrio de algún modo. Esto puede ocurrir mediante la repetición, es decir, en el caso de la hija, que ésta repita el esquema que vivió, excluyendo, por ejemplo, a algún hombre en su vida futura o, por oposición, es decir, siendo ella excluida como mujer, bien sea en una pareja o como madre para un futuro hijo. Ello puede deberse a que el progenitor que queda suele parentalizar a la hija pidiéndole se convierta en sustituta del progenitor fallecido o ausente, abrumándole con excesivas responsabilidades.  Esta suele acabar desempeñando roles paternos o maternos que en realidad no le corresponden, como pudieran ser la manutención,  la autoridad o la responsabilidad y maternaje de sus hermanos, que pueden llegar a impedir que asuma nuevos roles en pareja o en un sistema conyugal, como los de esposa y madre.
  • Cualquier tema vinculado con la vida o la muerte no resuelto, como por ejemplo la muerte de alguna madre en el parto en la historia familiar; el fallecimiento de algún bebé en la familia al momento de nacimiento o en su primera infancia.; los abortos (naturales o espontáneos) que hayamos experimentado, ya sea con nuestra pareja o con parejas previas, así como lo experimentados por nuestra madre; cualquier tipo de responsabilidad en un fallecimiento o cualquier duelo no bien elaborado. Respecto al duelo, no existe consenso acerca de cuál es la duración normal en adultos, que variará dependiendo de la naturaleza de la pérdida y de la relación que hubiéramos mantenido con el difunto.  Muchos autores consideran normal una duración entre uno y dos años y otros hablan de, incluso, cuatro. Ahora bien, un duelo no adecuadamente elaborado puede provocar que revivamos la pérdida años después.  Los niños son un grupo un grupo especialmente vulnerable, en este sentido, dado que no cuentan con un desarrollo cognitivo adecuado para comprender el hecho ni con las habilidades sociales y personales necesarias para enfrentarse a los sentimientos provocados por la pérdida. Todo ello manejado por un predominio del pensamiento «mágico» hace que puedan llegar a sentirse, incluso, causantes del evento.
  • Problemas o cuestiones con las mujeres de nuestra familia. Sea porque las rechazamos o renegamos de ellas de alguna manera. En este sentido, como ya hemos comentado en otro post, la calidad del maternaje recibido puede acabar condicionando nuestra futura maternidad. 

Si te ves reconocida en alguno de los casos anteriores te animo a que sanes la situación, a que ocupes el lugar que deseas y que te corresponde en el sistema como responsable de tu propio destino. Permítete continuar con tu vida y conectar con la posibilidad de dar la vida, que es lo que garantiza la continuidad del gran sistema al que pertenecemos.

Sana a tu niñ@ interior…

La infancia es una etapa de grandes aprendizajes…Es la fase de nuestra vida que más condiciona  nuestro carácter y en la que se sientan las bases de nuestra personalidad.

Las experiencias que vivimos de niñ@s, cuando nuestro cerebro es aun un lienzo en blanco, fomentan en nosotros ciertos valores, forjan nuestras creencias,  tanto potenciadoras como limitantes, desarrollan nuestros hábitos y comportamientos así como la mayoría de las capacidades y habilidades que utilizamos de adultos.

Como parte de estas experiencias, tod@s hemos vivido situaciones en las que nos hemos sentido heridos, ya fuera física o psicológicamente.

Esas heridas, sufridas durante la infancia, quedan, en su mayoría, sin curar.  Las que no siguen abiertas se acaban cerrando mal dejando una dolorosa y fea cicatriz, provocando en nosotros sentimientos de:

  • Rabia, que trata de defendernos aquello que no pudimos evitar cuando éramos pequeños y que solemos canalizar en dos sentidos: Hacia fuera, hacia terceros, a los que solemos ver como responsables de nuestros problemas, o hacia dentro, hacia nosotros mismos. Esta última, más difícil de ver, puede derivar en enfermedades, fruto de la autocrítica, juicio, exigencia o perfeccionismo extremos, del autocastigo o de un intento de atraer la atención que no recibimos de pequeños;
  • Culpa e incapacidad, por no haberlo hecho de otro modo para evitar haber sido heridos, abandonados, agredidos o no amados; y
  • Tristeza o vacio, que solemos intentar llenar ya sea con trabajo, deportes extremos, cosas materiales u otras adicciones.
  • Miedo, que intenta protegernos bloqueándonos e impidiéndonos avanzar para evitar que volvamos a vivir una situación similar.

Tod@s  hemos tenido estos sentimientos en alguna ocasión.  De lo que lo que no todo el mundo es consciente es que gran parte de estas heridas, se quedan en el inconsciente…condicionando a diario nuestras acciones y reacciones…Si las éstas son grandes, nuestras emociones pueden acabar condicionando, entre otras cosas, nuestras relaciones de pareja y familiares y, nuestra maternidad y paternidad.

Solo nosotr@s podemos sanar y cubrir las necesidades que no fueron atendidas, de pequeños…y acabar curando esas heridas.  Para ello hemos de estar dispuest@s a reabrirlas y a limpiarlas, aunque ello pueda provocar en nosotr@s algún malestar….pero sin duda la recompensa es enorme y maravillosa…

Si te animas a sanar las heridas de tu niñ@ interior, por favor haz click en el siguiente enlace.